2024

La Semana Grande donostiarra del 2024 llegó a su fin “dejando muy buen sabor de boca” y con una nota calificada como “sobresaliente” de acuerdo con el balance realizado desde el Ayuntamiento. Un total de 376 actividades, un cumplimiento casi íntegro de las mismas, una alta participación de la ciudadanía y la ausencia de incidencias reseñables hicieron que, una vez más, la Semana Grande fuese una de las citas ineludibles del verano.

Las jugadoras del club Bera Bera de balonmano - ganadoras de la Liga, la Copa y la Supercopa - fueron las encargadas, junto a los miembros de la corporación municipal, de dar inicio a la fiesta a los sones del “Artillero”. Un inicio con actividades variadas que convocaron a un público heterogéneo que se acercó a presenciar el Cañonazo pero que también quiso participar de la presencia de la Comparsa de Gigantes y Cabezudos, tomar parte en la Holi Fest y disfrutar con la música de las charangas participantes.

No cabe duda de que los conciertos de Sagüés fueron una vez más una de las actividades que más público congregaron; cerca de 59.000 personas acudieron a la explanada de Sagüés a lo largo de la semana mostrando su preferencia por los protagonizados por el grupo La La Love You (12.000 espectadores) y el que ofreció Nil Moliner (9.000 espectadores).

Un nuevo concepto en la programación nocturna de las terrazas del Kursaal en el que se combinaron estilos diferentes que iban desde el reggae hasta la tradición más euskaldun de las romerías, pasando por referentes de la música urbana y sin olvidar la música de los DJ’s reunieron a más de 11.000 asistentes. Los espacios más tradicionales y ampliamente consolidados como el quiosco del Boulevard y la plaza Easo tuvieron a su público fiel con cerca de 13.500 asistentes en el primer caso y los incondicionales de las verbenas que se pueden cifrar en unos 8.000.

Las actividades troncales, que definen la programación prácticamente desde el surgimiento de la actual Semana Grande, como los deportes rurales, los gigantes y cabezudos, las charangas, las bandas de música… y otras que van camino de serlo como la actividad de música electrónica “Dantz”, concitaron la misma aceptación que en años precedentes y reunieron a numeroso público.

La participación popular se vio reflejada en los diferentes concursos gastronómicos programados que agotaron las plazas de participación disponibles en pocos días con listas de espera para participar. Lo mismo ocurrió con las actividades que requerían de inscripción previa para tomar parte en las mismas

Actividades deportivas e infantiles de todo tipo, folklore vasco, una amplia oferta gastronómica en formato food truck, los tradicionales feriales, charangas, actuaciones teatrales y de magia, … completaron un programa del que locales y visitantes pudieron disfrutar.

Mención aparte merece el concurso internacional de fuegos artificiales, este año en su 59 edición, que fue un año más la actividad más multitudinaria de la Semana Grande. Y es que cualquier plan que se organice en Semana Grande pasa por acudir a ver los fuegos. Bien como inicio de la noche, para acercarse a continuación a alguno de los conciertos programados, bien como broche final de una tarde en las ferias o viendo las actuaciones de los grupos de baile en la plaza de la Constitución, los fuegos son una cita de obligado cumplimiento. Cerca de 600.000 asistentes durante la semana así lo atestiguan. Las noches del 14, 15 y 16 la asistencia fue de unas 80.000 personas por noche y la noche que la Pirotecnia Oleirense de Portugal realizó el espectáculo piromusical nos acercamos a los 100.000 espectadores.

El domingo 11 de agosto, después de una jornada tórrida, se levantó una inesperada galerna que impidió el disparo de la colección que los valencianos de Pirotecnia del Mediterráneo habían preparado para esa noche. La persistencia de la fuerza del viento supuso que, tras realizarse mediciones cada diez minutos a partir de las 22.40h, a las 23.30h hubiera que tomar la decisión de cancelar el lanzamiento. Así la preciada Concha de Oro del festival pasó a disputarse entre seis casas pirotécnicas.